Así como a un niño se le enseñan las responsabilidades básicas del ser humano, así también el cristiano encuentra en las Escrituras aquellos principios que le ayudarán a crecer hasta convertirse en “un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Eph_4:13). Este proceso de crecimiento para llegar a ser como Cristo, es conocido como santificación; es una preparación que continúa toda la vida.
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