Radio Amishar

11 de marzo de 2013

La banda sonora de tu familia


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Adriana Perera, profesora de Música y madre
Ana es una niña de tres años. Se acerca vacilante a su mamá y entona su nombre. Su madre la abraza, emocionada, porque es la primera vez que escucha su voz en catorce meses. Ana ha estado hospitalizada y su enfermedad le impedía el contacto directo con otras personas. Cuando comenzó a mejorar y pudo salir del aislamiento aséptico, sufría un trauma que le impedía hablar. Durante mucho tiempo los logopedas se han encargado de recuperar a estos niños, pero es desde hace dos o tres años que en algunos hospitales de España un equipo de musicoterapeutas se encarga de su rehabilitación, obteniendo un notable éxito en la reducción del tiempo de recuperación. Los niños son capaces de cantar su nombre y diferentes palabras, que luego serán frases, antes de poder pronunciarlas sin la entonación musical. ¿Cuál es la razón?
Desde tiempos remotos sabemos que la música influye en el ser humano a diferentes niveles. Platón, en su obra La República, afirma que la música puede mejorar o empeorar a los ciudadanos. En la Biblia se nos cuenta la historia de Moisés, que por orden divina pone música a las palabras de la ley para que los niños del pueblo de Israel las graben en sus corazones. Sin embargo, es a principios del siglo XX cuando surge la musicoterapia como la ciencia que se ocupa del mantenimiento y restauración de la salud, tanto física como mental, a través de la música. Gracias a ella, podemos conocer más sobre los efectos negativos y positivos que tiene la música en el ser humano y, aunque queda mucho por investigar, es un hecho comprobado que la música tiene, entre muchos otros beneficios, el poder de despertar, fortalecer, estimular y desarrollar diversas emociones y sentimientos; y el de facilitar el aprendizaje al mantener en actividad e interconectar diversas áreas del cerebro.
Antes muerta que en silencio…
Cien años atrás, nuestros antecesores escuchaban música en una sala de conciertos, en la iglesia, en las fiestas del pueblo…Hoy, la música enlatada en diversos formatos nos acompaña donde vamos, nos rodea, a veces parece que nos persiguiera.
La poderosa industria de la “música ambiental”, que se basa en la premisa de que la música puede condicionar y modificar nuestra conducta sin que seamos conscientes de ello, planifica cuidadosamente la música que vamos a escuchar en la publicidad de la tele, en la consulta del dentista, en el cine, en el tren, en el supermercado, etc. Así, con mucha frecuencia, la música deja de ser un arte, un medio de expresión, para transformarse en una poderosa industria controlada por un grupo de expertos del marketing que decide y fija las normas de “lo que conviene al público”, y en especial al público joven, para cumplir sus expectativas de venta.
En febrero de 2005, el departamento de marketing de Coca Cola en España publicó una estadística en la que se refleja que el 90% de los jóvenes españoles entre 12 y 25 años escuchan de una a cinco horas diarias de música. La empresa realizó un estudio de mercado en el que dividía en grupos a los encuestados, teniendo en cuenta su edad, gustos, afinidades, nivel cultural, etc. A continuación, se lanzó una promoción de discos compactos con grupos que “llenaban” las expectativas de la población española entre 12 y 25 años. Campañas como ésta se realizan continuamente y nos mueven a una reflexión: ¿Quién elige la música que escuchamos? ¿Nosotros o la industria discográfica? ¿Hay alguna manera de darles a nuestros hijos herramientas y criterios para que formen sus gustos musicales? ¿Podemos contribuir a unas preferencias musicales menos condicionadas por el consumismo?
Sin duda, creemos que hay mucho que podemos hacer en familia para disfrutar de la música como ese maravilloso lenguaje universal que nos acerca, nos emociona y nos hace más felices.
Música para disfrutar en familia
A continuación, os proponemos algunas ideas que nos pueden ayudar a beneficiarnos de la música :
CREAR AMBIENTE: La música tiene una capacidad mágica para crear diferentes ambientes. Los compositores de bandas sonoras son verdaderos especialistas en manejar los diferentes recursos musicales para hacernos reír, llorar, enternecernos, temblar de miedo…
Aprovechemos estos recursos fantásticos que nos brinda la música para crear el ambiente que deseamos. Una música relajada a la hora de leer el cuento, o mientras los niños juegan; las canciones que más les divierten cuando vamos juntos en el coche… Muchos padres utilizan la música para dormir a sus hijos, de manera que éstos asocian la música a la hora de dormir y ella les ayuda a conciliar el sueño más rápidamente.
Existen varios estudios que demuestran que la música culta o “clásica” es la más apropiada para estimular la creatividad y facilitar el aprendizaje. Esto se debe al equilibrio que guarda esta música entre sus elementos: la melodía, la armonía y el ritmo, así como a la claridad de la estructura formal. Claro que no todas las obras de música “clásica” tienen estas características; hemos de seleccionarlas. Por otra parte, hay músicas contemporáneas de otros estilos que presentan las mismas peculiaridades.
¿CON O SIN FILTRO?: La música es un lenguaje que se compone de diferentes mensajes simultáneos. Uno de ellos es el mensaje verbal, la letra de las canciones. Es interesante escuchar detenidamente el contenido de muchas letras que ocupan hoy los primeros lugares en el ranking de ventas. El 88% del texto de las canciones más escuchadas en España el año pasado hace alusiones positivas al consumo de marihuana, tabaco y alcohol. Quizás, a priori, no entendamos que pueda representar un peligro para quien la escucha, pero disponemos de numerosos estudios que demuestran la influencia de la repetición de un concepto para la formación de hábitos. No queremos extendernos en datos estadísticos, pero es asombroso el alto porcentaje de letras cuyos temas tratan sobre la intolerancia, el suicidio, la agresividad como valor a emular, etc.
Si el 90% de los jóvenes españoles está escuchando música entre una y cinco horas diarias, y las letras de estas canciones fomentan cierto tipo de consumo o de actitud, es lógico pensar que hay una relación directa entre la repetición de conceptos y la asimilación de los mismos.
Es interesante escuchar junto a nuestros hijos. Preguntarles qué piensan sobre lo que oyen, con una actitud abierta y dialogante. Ayudarles a ser conscientes de las letras que cantan o escuchan y a mantener una actitud crítica y coherente a la hora de formar sus criterios propios (aunque no siempre coincidan con los nuestros).
HACER MÚSICA: La música es un lenguaje que brinda a quienes lo practican muchos beneficios, entre los que destacaremos:
• Favorece la construcción de un autoconcepto sano en el niño y el adolescente, así como la expresión de los sentimientos.
• Desarrolla la atención, la capacidad creadora y la imaginación.
• Ayuda a la comprensión y al acercamiento del otro.
• Brinda una alternativa socio-cultural positiva y constructiva.

Los niños que hacen música, ya sea cantando o tocando un instrumento musical, tienen más recursos para formar gustos y criterios de selección propios.
Invertir dos o tres minutos al día en cantar con nuestros hijos es una preciosa manera de crear vínculos con ellos. La autora norteamericana E.White escribe a finales del siglo XIX: “Cantemos en el hogar cantos dulces y habrá menos palabras de censura y más de alegría y esperanza.” (La educación, pág. 163)
DE LO BUENO, LO MEJOR: Eriksson escribe que “somos lo que pensamos”; y hemos visto que la música es una herramienta poderosa que, bien usada, puede hacer mucho por nosotros y nuestros hijos. En Filipenses 4:8, el apóstol Pablo nos invita a buscar lo mejor, a tender a la excelencia a la hora de alimentar nuestra mente.
Nuestra vida es como una película, un conjunto de imágenes en las que podemos decidir que los protagonistas sean aquellos a quienes más queremos, a quienes más cerca sentimos. Ya que el guión casi nunca lo podemos elegir, y raras veces se adapta a aquellas ideas que teníamos en un principio – sobre todo a la hora de educar-, aprovechemos la oportunidad de elegir con sabiduría y lucidez la banda sonora que queremos escuchar… Y disfrutémosla, sobre todo disfrutémosla, que para eso está la música.

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