Radio Amishar

16 de noviembre de 2014

Apaga el fuego

Apaga el fuego

«Alejen de ustedes la amargura, las pasiones, los enojos, los gritos, los insultos y toda clase de maldad. Sean buenos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, como Dios los perdonó a ustedes en Cristo» (Efesios 4: 31, 32).


Cuando era pequeña, solía visitar a mi abuela. Mi abuela siempre tenía una tetera calentándose en la cocina de hierro. Cada vez que siento el aroma del té, en mi mente vuelvo a viajar al pasado, a aquella cocina con el piso inclinado. Pero ¿qué tienen que ver el té y la cocina de hierro con el perdón? Imagínate las siguientes situaciones.

Tu maestra te acusa de haber copiado en un examen, cuando en realidad fue otro quien copió del tuyo. Ninguna de tus explicaciones cambia lo que la maestra piensa de ti.Pocas horas antes de tu fiesta de décimo cumpleaños, tu papá sale a comprar helado y nunca regresa.Cometes un error que te avergüenza por el resto de tu vida. Cometes un segundo error que es contárselo a una amiga. Ella lo difunde y se entera toda la escuela.

Todas estas situaciones son reales. Les sucedieron a amigas mías. Quizá también te han sucedido a ti. El dolor parece ser algo que en este mundo sucede naturalmente. ¿Alguna vez tu hermanito menor rompió tu juguete prefe­rido y se salió con la suya sin consecuencias para él? ¿Tal vez tus padres dije­ron o hicieron algo que todavía te duele? ¿Alguna tía o maestra te ofendieron y nunca te pidieron perdón? Por mucho que intentes olvidar, el dolor sigue ahí, como la vieja tetera de mi abuela, en tu mente, esperando la oportunidad de volver y quitarte la alegría.

El Calvario fue el lugar del perdón. Cristo pagó por tus pecados y por mis pecados. Solamente perdonando, incluso antes de que nos lo pidan, y dejando de lado los resentimientos, podemos ser perdonados. El perdón permite que desaparezcan todos los olores nocivos, las heridas abiertas, y los dolores que están hirviendo en la cocina de hierro de nuestra mente. En el día de hoy, apaguemos el fuego de esa cocina.

Tomado de:
Lecturas devocionales
para Menores 2014
"En la cima"
Por: Kay D. Rizzo

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