Cada uno de nosotros tiene que llevar una cruz, personal e intransferible, cada día, todos los días. El discipulado no es una cuestión de momentos o de intermitencias. Por el contrario, es un estilo de vida constante, diario. Es abandonar lo que me ata a este mundo para siempre, no por un rato. Es dejar tu mesa de la recaudación de impuestos, para no volver nunca más a ella.
8 SEMANAS HACIA LA SALUD INTEGRAL
Hace 13 años
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