El cuerpo que ahora tiene el Cristo glorificado, cuerpo que se puede comparar con el “cuerpo espiritual” de los santos resucitados (ver com. Luk_24:39; 1Co_15:42-49; cf. Joh_20:17, Joh_20:25, Joh_20:27; DTG 769). Los redimidos no sólo poseerán el carácter de Cristo, sino que también serán revestidos con un cuerpo inmortal similar al que poseyó Jesús después de su resurrección (ver com. 1Co_15:51-53). Esta transformación completa la obra redentora en la que Pablo había puesto su corazón. El cristiano se asemejará completamente a su Maestro.
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