El hecho importante de que Dios es el Creador, y que no podemos comprenderlo plenamente, nos da una lección vital con respecto a cómo debemos recibir su revelación escrita, que algunos eruditos están siempre cuestionando. ¿Quiénes somos nosotros –cuya comprensión incluso de las cosas más sencillas de la naturaleza está cubierta de nubes y llenas de misterio− para desafiar la Palabra de Dios, aun las partes que nos dejan perplejos o nos perturban?
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