Radio Amishar

24 de junio de 2014

La nutrición

La alimentación es el factor que más influye en la salud. No solo es importante que tipo de comida consumimos, sino cómo se prepara y cuándo se consume. Un régimen vegetariano es ideal para mantener la salud. Si usted no es vegetariano no trate de cambiar de un día para otro, trate de ir cambiando su régimen gradualmente, consuma lo menos posible carnes de todo tipo y en su lugar aumente el consumo de frutas, verduras, leguminosas y tubérculos. Hay que procurar tener un buen desayuno, una comida moderada y una cena ligera y evitar lo más posible comer entre comidas. En la creación, Dios instruyó a Adán y a Eva a tener una dieta de nueces, granos y frutas (Génesis 1:29). Después que pecaron, los vegetales fueron añadidos (Génesis 3:18). La carne de animales contiene grasa saturada y colesterol, lo cual aumenta el riesgo de la alta presión de la sangre, paros cardíacos, enfermedades del corazón, cáncer, obesidad, diabetes y otras. Como se ha demostrado que la gente vegetariana es más saludable y vive más años, muchos expertos en nutrición y salud recomiendan volver a la dieta original de la humanidad: nueces, granos, frutas y vegetales. Si desea cambiar a un menú vegetariano o mejorar su estilo de alimentación, asegúrese primero que entiende cómo seguir una dieta balanceada sin carne. Ingiera de cinco a seis porciones diarias de frutas variadas, nueces, granos, legumbres y vegetales. Los vegetales verdes y amarillos, lo mismo que las frutas cítricas, son también importantes. Use pan y arroz integrales, en lugar de blancos. El consumo diario de estos almidones y carbohidratos complejos debe ser de seis o más porciones diarias. Reemplace la grasa animal (mantequilla, crema, tocino, grasas, etc.) por grasas vegetales. Esta dieta sin carne es adecuada si usted usa productos lácteos. Para quienes incluyen la carne en su dieta, se aconseja ingerir solamente las que la Biblia indica que son “limpias”, o aptas para el consumo humano. Cuando Dios autorizó al ser humano a comer carne después del diluvio (Génesis 7:2-3, Levítico 11:47), definió qué carnes eran limpias y cuáles no, indicando que estas últimas no eran recomendables para comer. Lea en Levítico 11 y Deuteronomio 14 la lista de aves, bestias y pescado que Dios declaró no eran aptos para comer. De acuerdo a estos capítulos, la carne limpia corresponde a animales que tienen pezuñas divididas y rumian. Los peces limpios deben tener escamas y aletas. Las aves de rapiña están entre las prohibidas. Además del constante peligro de transmisión de enfermedades, los devastadores efectos de grasas saturadas en el sistema digestivo puede ser otra buena razón. Hoy en día, diversos estudios demuestran la conveniencia de un incremento en el consumo de frutas, leguminosas(frijol, lentejas, etc.) , oleaginosas (maní, nueces, etc.),vegetales y una disminución significativa de productos de origen animal, principalmente embutidos, carnes rojas, leche y sus derivados, por su aporte en grasas entre otras sustancias perjudiciales. Pero, aventurarse en el terreno de los cambios dietéicos sin adecuada asesoría, sería, sin lugar a dudas, caminar con seguridad hacia la desnutrición. Por tanto, teniendo en cuenta la dificultad que representa en muchas ocasiones el contar con un profesional idóneo en esta materia y de condiciones externas adecuadas (lugar o tipo de trabajo, condiciones climáticas o económicas del país o región, etc.), una buena manera de comenzar sería el abandonar el consumo de carnes rojas, tal vez continuar consumiendo aves y pescado, solamente hasta que se cuente con la preparación suficiente para adentrarse en el sorprendente mundo del vegetarianismo. Tan inconveniente es un régimen alimentario inadecuado por exceso, como por defecto y de ello somos responsables ante Dios.

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